Un hombre en un bar se quejó al camarero porque su café tenía una mosca. El camarero retiró la taza de café al tiempo que prometía traer otra nueva. Regresó a los pocos instantes. El hombre probó el café y protestó diciendo que era la taza original a la que simplemente le habían quitado la mosca. Tenía razón, pero ¿cómo los supo?
Había endulzado la taza original con azúcar. Al probar el café, lo supo enseguida.