Tras años de noviazgo, este verano Kurt y su novia de toda la vida, Cristina, han pasado por el altar para darse el sí quiero. Se trata de un matrimonio de clase media baja, pero que tira la casa por la ventana con una luna de miel en el Caribe. El destino paradisíaco fue una sorpresa para Cristina, ya que fue Kurt el encargado de contratarlo todo en una agencia de viajes.
El viaje de los recién casados transcurre con normalidad. Son unos días que aprovechan para descansar y desconectar de la rutina con largos paseos por la playa que riegan con toda clase de cócteles. Pero la luna de miel se tuerce cuando Cristina aparece muerta en una tumbona sin que haya testigos ni armas a la vista. Ha fallecido envenenada. Kurt se muestra desolado por la pérdida. Explica a la policía que no ha visto nada, pero que sospecha de algún camarero del hotel. A pesar de ser el principal sospechoso, lo dejan en libertad al no tener pruebas.
A su vuelta a España, Kurt es detenido en el aeropuerto y enviado a prisión acusado de asesinato. Tras la declaración del agente de la compañía de viajes no tienen ninguna duda de que él es el asesino de su esposa.
¿Por qué? ¿Cómo es posible que no tengan ninguna duda cuando la policía del Caribe no encontró ninguna prueba?
Como bien decía el enunciado, el encargado de contratar el viaje al Caribe fue Kurt y eran un matrimonio de clase media baja, es decir, no les sobraba precisamente el dinero. Él ya tenía en mente su plan de envenenar a su esposa y por ello compró dos billetes de ida y sólo uno de vuelta. Este fallo hizo que el agente de la compañía de viajes avisara a la policía para que lo detuvieran.