Sonó el timbre de la puerta. Bill abre la puerta. Al borde ve a un vagabundo local.
- Hola, - dice el vagabundo, - por lo común, iba por los basurales y en uno de ellos encontré una billetera con 1000 dólares y su ID. De cierto la ha tirado por error.
- ¡Claro! - dice Bill alegremente. - ¡Mi billetera! Muchas gracias!
- Por favor, revisa el contenido – pide el vagabundo.
- Mil, justo! – confirma Bill, contando los billetes aprisa. Luego toma un billete de 20 dólares de la pila y se lo da al vagabundo. - ¡Para usted con gratitud!
Se separan, estando bastante contentos uno con otro.
- ¿Quién era? – pregunta la esposa de Bill.
Bill se ríe y le cuenta a su esposa lo que pasó.
¿Por qué es ridículo?
Al devolver la billetera, el vagabundo tenía grandes esperanzas de gratitud.
Pero había una posibilidad de que Bill no tuviera dinero suelto a mano.
En la billetera solo había billetes de 100 dólares.
¿Quería Bill pagar una suma tan grande?
Entonces, el vagabundo tomó una decisión razonable. Antes de devolver la billetera, había intercambiado cien dólares por billetes más pequeños: 5, 10, 20, 50, decidiendo que así Bill podría elegir la suma para agradecerle.
Bill se ríe por la previsión del vagabundo.